Ufff… que nervios, era mi primera
vez. Os aclaro, seguramente estéis perdidos, aunque no creo que tanto como yo…
Estoy a puntito de hacer una cosa por primera vez, quedar con una chica. Sí, sé
que todos os estaréis riendo, pero no es como las demás… ella es distinta, y no
sé, estoy nervioso… os contaré la historia desde el principio mejor y así
dejáis de comeros la cabeza.
Todo comenzó hace unos días, no sé
ni cómo, pero un viejo amigo decidió presentarme a una chica, pero como estamos
en pleno siglo XXI lo que hizo realmente fue intercambiar nuestros contactos.
Abrí el Whatsapp para decirle algo. Pero qué decirle, no sabía ni como era y
uno de los dos debía decir “hola” o algo parecido. Tras 2 horas (sin exagerar)
pensando que decirle me lancé y escribí un triste “Buenas tardes”. Acto seguido
recibí respuesta. “Buenas tardes :D” ponía. Me ruboricé sin querer y estuve
observando esa cara sonriente durante unos instantes hasta que prosiguió con la
conversación de una manera normal. Tras unos minutos presentándonos, empezamos
a lanzarnos preguntas para conocernos un poco mejor, pero como yo estaba tan
nervioso no podía parar de escribir mal, parecía un chihuahua gigante. Al cabo
de unos minutos, me fijé en la foto de perfil. Puse mi dedo sobre ella y se
maximizó en mi pantalla. Pude observar su rostro.
Sus ojos azules y grandes miraban
a la cámara que capturó tan bello ángel. Era una mirada tan dulce y penetrante
que suspiré al mismo tiempo que mi pecho parecía una jaula para mi corazón
encendido. Sus cabellos rubios y largos me recordaban a las praderas llenas de
girasoles que visitaba cada verano cuando era un crío. Y su sonrisa medio
tapada por un lado por una de sus mangas del jersey le otorgaba un aire
misterioso y tímido que no solo despertó en mí a mi corazón sino a todo mi
cuerpo. Era perfecta pensé.
Tras una hora sin parar de hablar,
me preguntó si tenía alguna foto mía para poder verme. Yo, que feliz había
vivido sin fotos sobre mí mismo a diferencia de muchos de los otros
adolescentes, estaba ansioso por hacerme una en la que saliera tan perfecto
como ella salía en la suya. Quise pedir ayuda, pero no me apetecía que mis
padres y mi hermana mayor descubrieran para quien era, así que bajo la idea que
mis hormonas me provocaron me encerré en el cuarto de baño. Con el móvil en la
mano y apuntando hacia el espejo, pulsé el botón que iniciaba la aplicación de
la cámara. Busqué una postura y una cara que transmitieran naturalidad y a la
vez humildad, pero cada vez que hacía una mueca o un gesto extraño pensaba
“¿Qué estoy haciendo con mi vida?”. Tras más de cien posiciones distintas tiré
de la cadena del wáter para disimular y volví a mi cuarto. Lo mejor fue pedir
ayuda a mi hermana, le dije que era para un trabajo de Plástica en el cual
debía retratarme a mí mismo mostrándome como soy. Tras sacarme la foto y
burlarse un poco salió de mi habitación. Le envié la foto, pero sin darme
cuenta me había dejado escrito lo siguiente:
-“Si no quieres no hace falta”.
20:57
-“Bueno, me voy a cenar, hablamos
luego :D”. 21:01
-“Besis”. 21:01
Eran las
21:10. “Menudo imbécil” me dije a mí mismo. Le envié la foto y mi madre me
avisó de que la cena ya estaba en la mesa. Le dejé un mensaje parecido al suyo
y tiré con cuidado el móvil sobre las sábanas revueltas de mi cama.
Tras una
plácida cena preparada con mucho esmero por mi madre estaba mucho más
tranquilo. Cogí el móvil, lo desbloqueé y tras leer los más de 1000 mensajes de
los grupos en dos segundos abrí el chat con la chica, de la cual no diré el
nombre por cierto. Leí de nuevo lo que me había escrito y me sonrojé mientras
poco a poco me tumbaba sobre mi cama.
-“Buen
provecho, nos vemos ahora. Por cierto, eres muy mono… me pregunto cómo serás en
persona”. 21:39
Estaba en
línea. Retomé la conversación y ella contestó inmediatamente todo lo que le
escribía o preguntaba. Pese a estar muy nervioso me sentía muy a gusto conforme
hablaba. De aquella conversación recuerdo sacar en claro dos cosas: sus gustos
literarios eran casi idénticos a los míos y ambos sentíamos un interés el uno
por el otro. Cuando dieron las 0:00 en el reloj de mi casa era la hora de irme
a dormir, me iban a apagar el router y perdería la conexión con ella. Me
despedí con un pequeño texto el cual pese a darme algo de vergüenza contároslo
os podréis reir de él a continuación. Dice así:
-“Siento
tener que despedirme, pero o me las piro a dormir ahora o mi madre me apagará
el Internet. Ambas pienso que son malas porque no hablaré contigo más por hoy,
pero desearte buenas noches y que descanses bien. Nasnoches :DDDDD”. 0:02✓✓
A la mañana
siguiente a eso de las 7:36 pude coger el móvil y leer su mensaje de buenas
noches que me había escrito. Este no os lo paso, es demasiado bonito. Pero bueno,
seguiré contándoos un poco por encima lo que pasó a continuación. Seguimos con
nuestras conversaciones tan largas durante unos días en los que no parábamos de
conocernos hasta que cierto día, jugando al basket con amigos, entre ellos
quien me pasó su número me sugirió de quedar con ella. Pensándolo bien, no era
mala idea, pero iba a temblar como un flan nada más verla. Dije que quedaría
con ella.
Fue
curiosa la forma en la que le pedí quedar, pues estábamos hablando como siempre
por el móvil cuando sin venir a cuento le pregunté si quería ir a dar una
vuelta. Nada más escribí eso no pude parar de maldecirme. “Tan directo no” me
decía una y otra vez. Tras unos segundos de eterno silencio en los que ponía
“escribiendo” recibí contestación a mi ruda pregunta.
-“Me
encantaría”. 16:23
Una
amplia sonrisa iluminó mi cara pálida. Eso era un sí, bueno, un sí de dos
palabras, pero para mí era afirmativo. Tras decidir cuando y donde quedar un
sentimiento de alegría inundó mi pecho de nuevo, haciendo de mi ser el más
feliz sobre el globo. ¿Qué ponerme? ¿Cómo ir peinado? ¿Debía saludar con un
beso? ¿Dos? ¿Un abrazo? ¿Qué voz tendría? ¿Sería dulce, delicada y tierna o
sería más imponente y decidida? Cada vez más y más dudas llenaron mi mente,
pero siempre con una cosa en común, y era que la respuesta involucraba la
opinión de ella. Estaba enamorándome, y me estaba hasta gustando.
Pasaron
los días hasta que por fin, llegamos por donde lo dejé al principio. Como era
verano os diré solamente que llevaba una camisa blanca a cuadros azules y
negros, una camiseta lisa azul claro y pantalones vaqueros cortos. No llevaba
ni gafas de sol ni colgantes, solo mi reloj y un coletero de mi hermana que me
gustaba usar como herramienta para combatir los nervios y el estrés.
Estaba muy
pero que muy nervioso, como bien sabréis. Pues bien, lo que sucedió a
continuación aún hizo de ella que fuera más única. Cuando la vi aparecer por
una de las calles que daban a la Plaza San Miguel noté como mis rodillas
temblaban y quisé mantener la compostura. Ella se acercaba poco a poco con una
camiseta de tirantes blancas con un estampado de un dibujo extraño y con unos
pantalones “shorts” negros. Calzaba unas botas negras no muy altas y llevaba un
bolso pequeño de color negro. Simplemente preciosa… sé que el aspecto no es lo
más importante, pero mi boca abierta de par en par era la mejor manera de
expresar la fascinante experiencia que acababa de tener al ver uno de esos
cuadros tan bellos que se exponen en los museos caminar hacia mi posición.
Se paró
frente a mí.
La miré a
los ojos, eran azules, preciosos, como en la foto de perfil. Tenían una raya
grego y sombra de ojos color morado claro.
Le di un par
de besos y le dije hola.
Ella me
devolvió el saludo con un simple gesto.
Le pregunté como
estaba.
No dijo
nada, se limitó a gesticular con las manos algo que asumí que significaba bien.
Le dije que
me alegraba verla y ella sonrió, pero ella no hablaba ni me interrumpía en
ningún momento, de hecho sus ojos no despegaban la mirada de mis labios.
Poco a poco
empecé a entender que estaba ocurriendo.
La chica de
la que me había enamorado era sorda, eso explicaba los gestos de hacía unos
segundos y el porqué no me había hablado ni una sola vez. Era algo muy
importante, pues me había ilusionado con poder escuchar su voz en mi oído. Pero
no podía ser, me sentí algo triste, pero ella se dio cuenta al instante, puso
una cara triste, me miró con ojos de cordero, puso morritos y abrió sus brazos
ofreciéndome un abrazo. Acepté encantado el gesto y la abracé con toda la
ternura del mundo, me sentía muy cómodo junto a ella y me olvidé completamente
de su discapacidad.
Que tonto
había sido al pensar que por no poder hablar ni oír como los demás tenía que
ser diferente al resto, pero no era así. Aprendí que todos tienen la misma
capacidad de querer como de ser queridos, que todos, independientemente de sus
diferencias, éramos iguales a la hora de amar, no en la forma, sino en el
sentimiento y en la sensación de caer en los brazos de a quien uno ama.
Al final,
fuimos a dar una vuelta por el parque junto al río, cogidos por el brazo como
una pareja. Cuando la caída del sol iluminó el cielo con tonos pardos, ambos
estábamos cogidos por ambas manos, nos miramos, nos besamos. Fue un beso
inesperado, pero acertado. Un solo instante, un eterno instante en el que mis
labios besaron los labios de la joven más hermosa que se había visto en la
Tierra desde el nacimiento de la mismísima Afrodita. Como último acto aquella
tarde la acompañé a casa y nos despedimos con un nuevo beso.
“Menuda
sorpresa, pero dulce sorpresa” me dije cuando se había ido. “Ya la echo de
menos...” pensé. Volví a casa con una sonrisa que me ocupaba toda la cara de
bobalicón que se me había quedado tras los besos. Subí las escaleras, abrí la
puerta, la cerré con llave y me tumbé sobre mi cama con un nuevo mensaje de
whatsapp suyo en el móvil:
-“Me ha
gustado mucho verte… gracias por no asustarte al saber que era sorda, creía que
ya lo sabías. PD: te echo de menos :,(“. 22:22
El final de
la historia no está escrito, saldré más veces con ella, y quien sabe lo que
sucederá, pero yo solo sé que mañana mismo me compro un diccionario que me
enseñe a comunicarme con ella mediante gestos. Yo ya me llevé una sorpresa
bastante agradable, creo que debo ser igual de detallista y sorprenderle yo
ahora a ella, pero sssshhhhhh… no digáis nada, y mucho menos a ella. ;).